ESLOVAKIA

Se reduce de 75kgs a cero en 24 horas.

Desayuno

6:30: Un vaso de soda y un pucho. En ayunas, aunque en realidad no durmió por el insomnio. Mira el noticiero "Arriba Argentinos". No se siente "Arriba", ni "Argentino", apaga la tv y se va a dormir.

Media Mañana

10:15: Una porción de pizza. No es posible identificar de qué. Encontró la porción en su mesita de luz, por lo cual no necesitó levantarse de la cama. Sigue allí hasta el mediodía.

Almuerzo

13:45: Se levanta y cepilla los dientes por primera vez en 9 días. El motivo fue una sensación ácida en la lengua.
De entrada, traga un poco de dentífrico.
Primer plato, buches de agua mal entibiada por un termotanque defectuoso.
Postre: El reflejo de su cara demacrada en el espejo.

Se retira nuevamente a su cuarto a intentar hacer poesía.

Merienda

La poesía fracasa. No en escribirla, sino en escribir algo que lo satisfaga. Acumula la hoja número 9 de poemas con el mismo título: un nombre, presumiblemente de mujer.

Acompaña este fracaso rutinario con el típico llamado telefónico de las 5 en punto, puntual como el té londinense, pero con menos azúcar y un sabor por demás amargo.

Un ring. Dos ring. Tres Ring.
Una voz. No es la suya, aunque desearía que lo fuera. Pero no. Sus cuerdas vocales fueron atrofiadas hace días por un objeto que ascendió inesperadamente del pecho a la garganta. Posiblemente su músculo cardíaco. No pudo volver a hablar desde ese día.

Ante el mismo silencio de la llamada cotidiana, la Voz del otro lado dispara uno o dos insultos y finaliza la llamada, junto con la merienda.

Cena

Prepara la mesa. Sobre ella, 4 objetos:

Frasco de pastillas.
Cassette viejo. En el rótulo se lee: "Joy Division"
Pequeño reproductor, viejo pero no tanto como el cassette.
Vaso con agua.

Introduce el cassette en el reproductor y presiona el resorte donde antes hubo una tecla Play. La música suena a óxido y olvido, si es que el óxido es capaz de emitir algún sonido. Si lo fuera, sin lugar a dudas sería el sonido de esta música. Distorsionada, quizás por naturaleza, quizás por la longevidad de la cinta, o quizás por la perturbación mental del comensal. De todas formas, al oir los primeros versos no puede evitar soltar una lágrima, la cual avanza sin prisa hasta sus labios, transformándose involuntariamente en un aperitivo salado que da una idea certera del sabor de la cena que se avecina.

Gira la tapa del frasco de pastillas, lo invierte y despliega sobre la mesa el contenido completo del envase.

Cuenta. 31. Suficientes.

Ingiere de a una pastilla a la vez, acompañando con un sorbo de agua, a razón de un segundo por pastilla.

Se demora 31 segundos. Es de la generación del Fast Food. Nunca supo esperar. Ya esperó demasiado.

Se levanta, lava el vaso, lo seca y lo deja sobre la mesa. Se dirije a su habitación, se acuesta en la cama y coloca sobre su pecho las 9 hojas de poesía insatisfactoria con un mismo título.

Cierra los ojos. Duerme.